En Arruga y Tacheli queremos que conozcáis un poco más a cerca de este mundo que tanto nos apasiona de los Festejos Populares, en este post vamos a hablar de cómo se fabrican los canastos de los Roscaderos desde su origen.
Mucha es la gente que presencia concursos de roscaderos hoy en día en las plazas de gran parte de la geografía aragonesa, pero son pocos los que conocen las trastienda de esta suerte del festejo popular.
Para desgranar esta suerte comenzaremos a conocer a su protagonista, el canasto.
Para saber de la elaboración de esta herramienta por llamarla de alguna manera acompañamos a Salvador Domínguez Quílez de Alagón para que nos cuente como los elabora.
Para comenzar nos lleva a la plantación que él mismo cuida y mima con gran esmero.
Desde que se planta y hasta que no transcurren dos años no se puede empezar a recoger las finas y rectas varas que luego formarán el compacto canasto.
La mimbrera como él la llama, dará su mejor producto a partir de que cumpla su quinto año, siendo a partir de entonces cuando el mimbre alcanza su mayor calidad.
Previamente la mimbrera deberá de recibir un meticuloso mantenimiento durante todo el año en cuanto a riego y podado para así conseguir la mayor largura y rectitud de sus varas.
Una vez cortadas y bien limpias ha de hacerse una selección cuidando largura y sobre todo, grosor.
La recolección de las varas de mimbre se ha de hacer en el menguante de diciembre o bien en el de enero.
Una vez recogido el mimbre se han de hacer en fajos bien atados para que las varas no pierdan la rectitud necesaria para su buen trabajo.
Para comenzar a “coser” un canasto los mimbres necesarios habrán debido de estar 20 días en remojo para que cojan la flexibilidad adecuada para trabajarlas.
El comienzo del canasto se realiza por la parte abajo ( el culo) que de él saldrán los pilares que guiarán el cuerpo y la campana hasta el remate final. La ejecución del canasto no se puede interrumpir una vez iniciado su comienzo, viniendo a costar unas seis horas de duración.
Cada roscadero se acondicionará a gusto de cada cuadrilla, y cada cuadrilla colocará los palos para sujetarsen a la altura que ellos consideren. También suelen ser colocadas unas gomas para evitar que cuando el animal meta los pitones en la campana los participantes de la cuadrilla no sean alcanzados por la res.
Desde Arruga y Tacheli queremos agradecer a Salvador Domínguez Quílez de Alagón que nos haya mostrado más sobre este mundo para poder enseñaroslo a vosotros.
Muy pronto os hablaremos sobre otro de los festejos populares, ¿adivináis cuál? 😉